Desde
la línea de Putt / María
José González Bautista
Al
hablar de golf vienen a mi mente algunos momentos que pasé cuando
era niña en varios campos mientras acompañaba a mi padre. Ahí
aprendí varias palabras que van de la mano de este apasionante
deporte: etiqueta, honor, verdad.
El
golf cuenta con reglas, tanto técnicas, como de valores y principios
que obligan a todos a guardar, y es ello justamente lo que hace la
diferencia entre el golf y otros deportes, pues aquí no se necesitan
árbitros, uno mismo es juez de su propia competencia.
Si
alguien comete alguna falta tendrá la honestidad de aplicarse o no
el reglamento cuando es necesario; su único testigo es el compañero
de juego.
Estas
reglas funcionan como pautas del comportamiento que se deben tener
dentro y fuera del juego, en un ambiente de respeto entre los
competidores. Por ejemplo: cuando un jugador prepara su tiro, los
demás deben permanecer en silencio y sin hacer movimiento alguno.
El
golf es un juego de honor que va de la mano de la tradición, por lo
tanto, se debe respetar a los demás compañeros, guardar la
discreción incluso si algún tiro sale mal, no se puede hacer gesto
alguno de ira y mucho menos aventar los palos al igual que cuando se
gana, antes de festejar el competidor debe felicitar a los demás por
el rendimiento que tuvieron durante el juego.
Golf,
más allá de ser un deporte, un estilo de vida
A
últimas fechas se ha registrado un fenómeno que debe evitarse a
toda costa y que va justamente en contra de este conjunto de valores
que dan consistencia al golf. Muchos jugadores –algunos incluso con
el aval de sus compañeros—llevan un registro falso de sus golpes,
con la finalidad de salir beneficiados en su haandicap.
Es
lógico que si alguien lleva un crecimiento constante en su juego y
de pronto tiene una mala tarde en el campo piense que se trata
únicamente de un bache momentáneo y, por lo tanto, entrega al
administrador del campo una tarjeta de registro con menos golpes a
los que en realidad hizo. Como el golf es un deporte de
caballerosidad y honestidad, así como entrega su tarjeta se hace el
registro para su handicap.
Sin
embargo, este tipo de comportamiento contradice la filosofía del
golf que es un conjunto de valores que tienen que ver con el juego,
pero también con nuestra conducta cotidiana. El golf es un estilo de
vida y, por tanto, todo golfista debe actuar con rectitud, con honor
y con verdad a la hora que llena su tarjeta de registro de golpes. De
esta forma estará enalteciendo a este añejo deporte y a su propia
vida.
En este deporte demostramos parte de nuestra personalidad.
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